Mientras el escándalo por la criptomoneda $LIBRA escala en el ámbito judicial, el presidente Javier Milei busca encapsular allí la crisis, presentarse a sí mismo como el «estafado» y principalmente exhibir que su agenda se mantiene inalterable, aunque en el Congreso hay incertidumbre respecto de la capacidad del oficialismo para avanzar sin inconvenientes con el temario que fijó para las sesiones extraordinarias, que concluyen el viernes.
Cuando Milei se preparaba para grabar su primera entrevista tras el escándalo, en la Casa Rosada ya adelantaban la estrategia de defensa política al señalar que «si hay un estafado es el Presidente», en referencia a las empresas Kelsen Ventures, del trader Hayden Davis, principal impulsor de $LIBRA, y KIP Protocol, de Julian Peh, otra apuntada por la maniobra.
Asimismo se apuraron en confirmar que se mantiene el viaje de Milei a Estados Unidos para participar otra vez de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y de aclarar que su relación con Donald Trump -más allá de que no hay todavía una reunión confirmada- no se ve alterada por este caso, según supo iProfesional de fuentes oficiales. El presidente norteamericano lo confirmó poco después, con un mensaje de apoyo al argentino.
Para acentuar esta «normalidad», la Oficina del Presidente difundió la foto de una reunión que mantuvo Milei este mismo lunes en Casa Rosada con el senador republicano de los Estados Unidos, Steve Daines, mientras fuentes del Ejecutivo aseguran que tampoco cambiará el objetivo de aprobar la suspensión de las elecciones PASO y tratar el pliego de Ariel Lijo como juez de la Corte Suprema, el próximo jueves en el Senado.
Sin embargo, en el Congreso hay dudas sobre esto último y no tienen tanto que ver con el pedido de juicio político que presentaron los diputados de Unión por la Patria, porque como anticipó este medio tiene muy pocas chances de prosperar. El problema para el oficialismo es que los mismos bloques dialoguistas que le quitan apoyo a la iniciativa del kirchnerismo tampoco quieren dejar pasar el escándalo e intentan meterlo en la agenda.
¿Por qué el Congreso complica el plan de Javier Milei para salir del escándalo $LIBRA?
En rigor, la sesión prevista para el jueves en el Senado -que sería el cierre de las extraordinarias porque Milei las convocó hasta el 21 de febrero- entró en duda antes de que estallara el escándalo por el tuit del Presidente que difundió la criptomoneda y las denuncias penales que se presentaron en la Justicia argentina y también ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos por presunta estafa.
Lo que complicó el panorama fue el plan del Gobierno de incluir en la misma sesión para tratar la suspensión de las PASO el pliego de Lijo, resistido por varios senadores del PRO, de la UCR y por el ex libertario Francisco Paoltroni. Según fuentes del Senado, algunos senadores de la oposición dialoguista amenazaron con no dar quórum y mandaron al oficialismo a buscar el número en la bancada peronista/kirchnerista, que pondría los votos para designar al juez.
Por esa razón, hasta el viernes por la tarde la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, no había convocado a la sesión. «Nuestra intención es sesionar, pero no depende de nosotros», señalaron a iProfesional en el oficialismo al tiempo que reconocían que había negociaciones en marcha para tratar de destrabar la convocatoria.
Sin embargo, horas después explotó el escándalo y el panorama se complicó todavía más. El riesgo para La Libertad Avanza, que tiene solo seis de los 72 senadores y alianzas volátiles, es que al abrir el recinto la sesión se vea dominada por las críticas y denuncias contra Milei por el caso $LIBRA, e incluso que se junten los votos para aprobar alguna iniciativa -aunque sea solo formal o burocrática- incómoda para el Presidente.
Las fuentes consultadas por este medio indicaron que el oficialismo sigue con el plan de sesionar el jueves pero «como siempre, todo en potencial«. En otras palabras, la voluntad de abrir el recinto para tratar la suspensión de las PASO y posiblemente también el pliego de Lijo está intacta, pero la incertidumbre que ya tenían a fines de la semana pasada sobre las chances de avanzar sigue allí, más presente que nunca.
El clima en el Senado: piden Comisión Investigadora y el escándalo distorsiona los debates
Y es que las críticas y reclamos de explicaciones al Gobierno no son solo del kirchnerismo -que ya tiene un peso importante en el Senado con 34 de las 72 bancas- sino también de senadores que integran los bloques dialoguistas, como es el caso de los radicales Martín Lousteau y Pablo Daniel Blanco y de bancadas provinciales como la de los santacruceños Natalia Gadano y José Carambia.
Blanco ya anticipó un proyecto de declaración para expresar el repudio a «la gravísima falta cometida por el presidente de la Nación a la Ley de Ética Pública» y solicitar la creación de una Comisión Especial Investigadora en el Senado. En tanto, Lousteau fue uno de los primeros cuestionar a Milei por difundir la criptomoneda.
El senador porteño y presidente de la UCR afirmó que con la operación de $LIBRA «se llevaron doce bolsos de López» -en referencia al ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo- y afirmó que «el Presidente como mínimo fue partícipe necesario». Además, recordó que «es la segunda vez» que Milei se ve envuelto en una situación así con una cripto y preguntó irónicamente si «le cabría la penalidad por reiterancia que propone el proyecto que Patricia Bullrich envió al Senado».
Esa chicana no es inocente, dado que ese proyecto es otro de los que figura en la agenda del Senado para la sesión del jueves. Es decir, incluso en ese tema -que tiene amplio consenso para ser aprobado- podrían colarse las críticas y señalamientos a Milei por el escándalo y sonar fuerte por la sumatoria de voces entre la amplia bancada peronista y los dialoguistas más críticos.
Si bien los libertarios defenderán al Gobierno y encontrarán apoyo en otros bloques como el del PRO, la situación sería lo contrario a lo que busca la Casa Rosada: deslindar responsabilidades en las empresas cripto detrás del proyecto, encapsular el escándalo y mostrar normalidad para que el escándalo vaya perdiendo peso lo más rápido posible. Cuánto más se hable en el Congreso sobre el tema, más difícil sería diluido el escándalo.
El Gobierno avanza con su estrategia y se pone a prueba en el Senado
La suspensión de las PASO es la prioridad máxima para el Gobierno, por la necesidad de definir el cronograma electoral y los plazos para presentar alianzas y candidaturas. El pliego de Lijo es el segundo tema más relevante para el entorno de Milei, donde incluso esperaban conseguir la aprobación del Senado y luego designar a Manuel García Mansilla por decreto. Los proyectos sobre reiterancia delictiva y juicio en ausencia, van en segundo orden.
Sin embargo, al ruido que hizo en el Senado el avance del pliego de Lijo se le sumó ahora el escándalo cripto que podría meterse en cualquier sesión y en cualquier otro debate porque toda la oposición reclama explicaciones. Si bien el PRO, la UCR y otros bloques no apoyan el juicio político que promueve el kirchnerismo en Diputados, igualmente quieren aclaraciones sobre el tema y no descartan impulsar una investigación.
Al pedido de crear una Comisión Investigadora en el Senado que presentará Blanco se le suma otro igual impulsado por el bloque Democracia para Siempre en la Cámara de Diputados. Más allá de que esta sea una opción mucho menos extrema que el juicio político, no deja de ser un elemento de presión sobre Milei y de distorsión sobre la agenda parlamentaria.
El oficialismo ya empezó a moverse para tratar de que la agenda se mantenga. En el Senado convocaron a las comisiones que deben tratar los proyectos sobre reiterancia y juicio en ausencia para este martes y confirmaron la reunión del miércoles para discutir Ficha Limpia, aunque es muy probable que esta otra iniciativa de alto impacto político quede para marzo.
Así, el gobierno de Javier Milei ya activó el operativo para tratar de exhibir normalidad y tranquilidad frente al escándalo por la criptomoneda $LIBRA y, a la vez, recuperar poco a poco la iniciativa y el dominio sobre la agenda política, pero en el Congreso se vive un clima de incertidumbre y temen que la crisis sea un poco más difícil de desactivar.